Su Historia:
Su Historia:
San Ignacio antes llamado "piaxtla" fue conocida desde los inicios de la conquista en 1531.Durante los primeros años de colonizaciòn formò parte de la provincia Chametla, perteneciente a Nueva Galicia, y en 1536 gracias a los levantamientos indìgenas locales los españoles abandonaron la regiòn.La llegada de los españoles trajo consigo cambios como el desarrollo y la explotaciòn minera.
Para mediados del siglo 19 San Ignacio de piaxtla era una de las 5 alcaldìas en las que se dividìa Sinaloa.
La leyenda (la Historia de San Ignacio):
Deacuerdo a la tradiciòn oral, existe una famosa leyenda de aquel pueblo denominado "piaxtla".
En el año de 1748 en lo que hoy es el municipio de San Ignacio, los misioneros jesuitas se establecen, rìo arriba de la cabecera.
Por esas fechas comienza a cobrar auge la minerìa regional, actividad que llega a su clìmax en el siglo 19 en la sierra de "El Candelero" ,por lo que piaxtla fue determinante excelente para la producciòn minera.
Pocos años despues la llegada de los españoles al pueblo de "Piaxtla", una noticia les llego que decia que el pueblo estaba abasto de mìnerales en las cercanias de las montañas,despuès de eso lo habitantes depiaxtla comenzaron a observar la llegada de muchos hombres (incluso con familias) deseosos de conquistar fortunas.Tal vez por esa razòn aquel personaje cuando llego al pueblito de piaxtla paso desapercibido,"Es solo otro minero mas" pensaron muchos, porque cuanodo las mujeres estaban a la orilla del rìo lavando, vieron cruar por sus caudelosas aguas a un jinete montado en un caballo color canela, trayendo un fardo amarrado al costado derecho del animal.
Aquel hombre en su llegada le pregunto a unos niños que estaban jugando cerca, a las orillas del rìo, que si donde se podia alojar y le podrian proviciar alimento.Los niños le guiaron al unìco mesòn que habia en el pueblo, porsupuesto al que solìan llegar todos los mineros y arrietos que iban paso rumbo a sus casas.Yà en el meson, el forastero mando pedira agua y pasto para su mula y tras un refrigèrio servido por la esposa del mesonero, el hombre pe pidio que si ella podia cuidar de su mula en lo que el regresaba, ya que saldrìa a realizar algunas diligencias, entregandole a esta dos monedas de plata.
Pasaron 3 dìas sin que el huesped regresara al mesòn. La mujer compadecida por la mula, decidio soltarla del poste donde su amo la habia dejado y la metìo en el corral.Para asì cuando el forastero regresara, encontrara a la mula descansada, al dìa siguiente el forastero seguia desaparecido y los dueños del mesòn al no ver señales de vida, decidieron abrir el fardo.
Finalmente al deshacer el envoltorio, encontraron dentro un santo de bulto, los mesòneros en shock porque al ver el santo se dieron cuenta que las facciònes de este eran idènticas a las del forastero, en el cuello un hilo negro con una carta salìa a relucir y como los mesòneros no sabìan leer, mandaro avisar a la misìon jesuita para que uno de los frailes misiòneros les leyera el mensaje que estaba alrededor de la carta.
El fraile asombrado leyo la carta en voz alta y decia; "Por mandato divino y voluntad propia quiero ser ungido como patrono de este pueblo".
Desde las 5 de la mañana, un 17 de Octubre vecinos del lugar y rancherias aldeanas, acudieron a la parroquia misionera, para presenciar el ungimiento del ilustre Ignacio de Loyola, fundador de la orden jesuita, brazo armado de la contrareforma religiosa y azote del protestantismo y herèticos judaizantes, y de esa forma, desde entonces, aquella regiòn conocida como "piaxtla", cambiò su nombre, ogullosamente por el de San Ignacio de Loyola.
20 años despuès, el 27 de Febrero de 1796, por ordel del rey Carlos 3ro, mando explusar a los jesuitas del pueblo y gracias a ello las misiones que ellos establecieron en los reinos Americanos, decayeron.
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